HERRERA, EL DEPREDATOR

X. G. Luque, La Vanguardia, Novembre 2002

El inolvidable entrenador era un especialista en vencer al Real Madrid "Cuando el Madrid llegó a Málaga, dije a mis muchachos: ‘Ellos son mejores, tienen una técnica superior, pero vosotros sois más fuertes, más rápidos y tenéis más coraje y voluntad que ellos. ¿De qué les valdrá su técnica si vosotros sois siempre los primeros en llegar al balón?’"

Helenio Herrera, nacido en Argentina en 1910 -años después falsificó su partida de nacimiento para que constara que vino al mundo en 1916- fue la némesis del Madrid. No sólo le arrebató la Copa de Europa en 1964 (y aceleró la salida de Di Stéfano del club blanco), sino que se convirtió en el rival más difícil del Madrid en el fútbol español. Jugando como locales, los equipos de Herrera (Valladolid, At. Madrid, Málaga, Sevilla y Barcelona) no solían ceder ni un punto al todopoderoso Madrid.

La plática de Herrera a los futbolistas del Málaga, un domingo casi primaveral de 1953, es el ejemplo magistral de las dotes persuasivas del entrenador hispano-argentino, porque produjo un resultado de escándalo, seis goles a cero, entre dos equipos de muy distintas calidades. Fue una de las grandes tardes de gloria de HH, quien por aquel entonces ya gozaba de un merecido prestigio en España tras haber conquistado dos ligas consecutivas con el Atlético de Madrid.

Con cinco equipos distintos a sus órdenes, Herrera dirigió trece partidos de Liga, en campo propio, frente al Real Madrid. El resumen estadístico es abrumador: doce victorias y sólo una derrota. Sabía cómo preparar estos partidos tan especiales, que, en el caso de un Barcelona-Madrid, ahora se denominan "clásicos". Herrera era un maestro de la psicología, especializado en sacar partido incluso de las posiciones adversas.

"Mi influencia psíquica -explicaba "el Mago"- se basa ante todo en la justificada confianza que los hombres de mi equipo tienen en mí. Cuando entrenaba al Stade Français, media hora antes de que diera comienzo un importante partido, uno de mis defensas se me presentó para decirme que no podía jugar porque tenía 38 grados de fiebre. Y yo no tenía a nadie para sustituirle. ‘¿38 grados de fiebre? -le dije-. ¡Formidable! ¡Todos los grandes atletas baten las marcas cuando tienen fiebre! ¡Harás el partido de tu vida, chico!’ Y así fue".

Las ocurrencias de Helenio Herrera no tienen fin y también alcanzan a ese Barcelona-Real Madrid que, en los sesenta como en el siglo XXI, es especial. El primer clásico del currículo de HH llegó el 26 de octubre de 1958, en un Camp Nou repleto.

Situémonos: después de seis jornadas, el Madrid es líder con seis victorias. Temible. Pero el Barcelona no le anda a la zaga: cinco triunfos, un empate, dieciocho goles a favor y sólo uno encajado. Los azulgrana presentan un equipazo: Ramallets, Olivella, Rodri, Gràcia, Flotats, Segarra, Tejada, Kubala, Evaristo, Suárez y Czibor. Pero el Madrid también es de rompe y rasga: Alonso, Marquitos, Santamaría, Lesmes II, Santisteban, Zárraga, Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento. Pero ganó el Barcelona sin discusión: cuatro a cero (tres de Evaristo y uno de Tejada). ¿Cómo? Herrera dejó escrita su táctica: "Jugamos a ese ritmo rápido que tanto le desagradaba al Madrid, obligándole a defenderse, cosa que nunca ha gustado a los supercampeones. Flotats se convirtió en la sombra del siempre peligroso Kopa, pegándose a él como una lapa y no dejándole tocar el balón. Y Di Stéfano... él sabe que mis equipos le han dado pocas ocasiones de lucimiento. Aquel 4-0 nos dio una moral indestructible".